Dedicatoria: Para ti mi hermoso, sabes que te amo con todo mi corazón, y tu me inspiras a escribir cada vez mejor. A ti Gerardo, mi precioso tesoro.
Hermosa y plateada luna, tu brillo intenso se refleja en el lago. El lago lejos esta, de donde las personas pueden llegar. Brillante danza en los cielos, y observa con ternura a las criaturas de la tierra.
-Mi brillo todas las noches les traere, para que en la oscuridad puedan ver- les decia. Sin embargo, durante algunos dias me ausentare, y esos dias no los iluminare- advirtió.
Una noche, quizá la más fria que cualquiera hubiera imaginado, un conejito blanco como la nieve se acerco corriendo al lago, pues sabia que ahí podia hablar con la luna.
-Luna brillante y plateada-dijo- Protegeme de aquellos lobos que me persiguen.- señalo a lo lejos, y los aullidos se escucharon intensamente.
-Te protegere- le dijo la luna, quien brillaba debilmente- Te obsequiare un regalo. Volvere tu pelaje suave y sedoso, negro como el ebano. De esta forma, no te veran.
Y al decir esto, el pelaje del conejo se volvio oscuro, y se confundio en la oscuridad. Los lobos se fueron, y el conejo rió feliz.
Los dias pasaron, y el conejo vivio feliz, sin ser molestado, y en la noche él dormia tranquilo. Pero sucedio que una noche, los lobos lo encontraron y lo apretaron del cuello entre sus garras.
-Al fin te hemos encontrado- le dijeron- no hay escapatoria ahora.
-Por favor suelteme- pidió el conejo- Obsequienme por lo menos un minuto de libertad, y dejenme decir unas ultimas palabras.
Los lobos lo soltaron, y tan pronto como lo liberaron, este salió corriendo. Como el conejo era más rápido, este se adelantó fácilmente. Sin embargo, los lobos lo seguian velozmente. El conejo llegó al lago donde se reflejaba la luna y se detuvo a hablarle.
-Por favor luna- dijo deseperadamente- ayudame a librarme de los lobos.
-No te puedo liberar, pero si te puedo ayudar. Brinca al lago, y sumergete hondo.-le dijo la luna.
-¿No me ahogare si lo hago?-preguntó el conejo.
-No.- respondió la luna- Antes de que eso pase, yo te subire con mis brazos conmigo y te tendre a mi lado. Así estaras asalvo de los lobos.
-Gracias, mil gracias luna- le agradecia el conejo.
-Pero hay una cosa- le dijo la luna- tendrás que quedarte conmigo pasando el peligro. Tendras que quedarte conmigo por siempre. Te hare un sitio donde puedas quedarte, y vivir. ¿Estas dispuesto?
-Si-asintió el conejo- Mi vida al lado de mi rescatadora será una vida llena de felicidad.
Y así el conejo se lanzó. No se ahogo, tal como lo habia prometido la luna, y subio a vivir a su lado. Vivió toda su vida con ella, y cuando llego la hora de su muerte, la luna lloró desconsolada. Ella se habia enamorado del conejito. En su honor, dibujo su imagen en ella, y la grabo para que durara por siempre, y nunca jamás se sintiera sola.
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